El estigma, los juicios sociales, los mitos sobre la adicción y el consumo de sustancias, te llevan directamente a meterte en un closet y no salir de ahí. Yo como mamá de una persona con el trastorno de consumo de sustancias, tuve que trabajar muchísimo la vergüenza, el dolor, el miedo, la incertidumbre, y con esa estúpida creencia de que a mi no me va a pasar.
Con el simple hecho de que tu ser querido está en un centro de rehabilitación, causa un dolor en el alma es algo inexplicable porque estás viendo como su vida se va consumiendo muy despacio.
Aunado a todo ese dolor, me sentía sola, abandonada en mi propio mundo. Con ¿quién podré hablar de esto que está pasando?
Como gran bendición, Dios me puso en el camino con personas que han sido ángeles para mi, me escucharon, me abrazaron, y me acompañaron en todo este proceso, especialmente mi marido, mis hijas, mis padres y muchos amigos.
Luego me di cuenta la cantidad de familias que están como nosotros y empecé especialmente a relacionarme con las familias de los residentes donde estaba mi hijo y creamos un vínculo que fue mas allá de la amistad, una hermosa y bendecida hermandad.
Una vez que salió mi libro, me atreví en crear una página en facebook, un grupo en facebook, una página web, un canal en youtube y una cuenta en instagram. Comencé haciendo pequeñas publicaciones, cortos videos en youtube y digo cortos ya que la voz se me entrecortaba y no lograba encontrar en esos momentos las palabras que hubiese querido decir, luego empecé a escribir en mi blog de mi página web.
Empecé a tener seguidores en mi página web, recibía mensajes de madres, padres pidiendo ayuda, muchos solicitando mi libro otros solo querían ser escuchados, las redes en ese momento se convirtieron para mi en mi voz, con palabras de aceptación, compasión y empatía para todos los que me estaban siguiendo.
Luego recibí el mensaje de una persona en Florida invitándome a tomar un curso para ser Recovery Coach, (Coach en recuperación) y ahí comenzó otro nuevo vínculo, con personas en camino de recuperación en el proceso de ayudar a otros en su proceso y ahí no termina esto.
Ahora tengo un grupo que nos reunimos para hablar de nuestro proceso, en la clínica donde trabajo coordino un grupo para los clientes de AA/NA.
No he parado de seguir entrenándome con nuevas personas, y el vínculo sigue creciendo y creciendo.
Por lo que no, NO ESTOY SOLA Y TÚ TAMPOCO.
Marycarmen Blanco
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