Hace unos días, fui al Instituto Nuevo Ser a dar una charla a las familias de los pacientes, y mientras iban llegando, la chica que se encarga de la administración del instituto me contó la siguiente historia:
Durante un par de años, había un chico adicto, que pasaba la noche en la puerta de entrada del instituto, ella al llegar lo veía ahí todavía dormido y en ocasiones lograba verlo despierto y lo saludaba.
Durante el día este chico, desaparecía.
En contra esquina del Instituto, hay un restaurante en donde uno de los meseros hablaba con este chico, y en una ocasión le pregunto su nombre, lo buscaron en facebook y había un aviso de se busca por parte de la familia. El mesero envió un mensaje a los familiares, se contactaron de inmediato con él, y le preguntaron si tenía un tatuaje en el pecho, ya que el chico llevaba desaparecido 10 años. El mesero le pidió que le enseñara su tatuaje y así lo hizo.
La familia se organizó con una clínica para no ir solos, porque temían que en cuanto los viera saliera corriendo.
En cuanto el chico vio a su mamá, se sorprendió, lloró, y de inmediato lo agarraron para que no se escapara.
El chico se fue de su casa a los 18 años y regresó a los 28.
Ya no sabemos que ha pasado con él, pero cuántas familias están en busca de un familiar, pensando que está secuestrado o muerto y resulta que están deambulando por las calles.
Si ves a uno, atrévete a saludarlo y a preguntarle su nombre, quizás es alguien cuya familia esta desesperada buscándolo.
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