Que los beneficios de hacer ejercicio no se quedan solo en nuestra apariencia externa es algo de lo que hablamos a menudo en Vitónica. Hacer un ejercicio moderado con frecuencia es bueno para la salud cardiovascular, previene el envejecimiento, nos mejora el estado de ánimo...
La relación entre un cuerpo activo y un cerebro en forma es otra de sus ventajas. Diversos estudios han demostrado que la actividad física mantiene y mejora nuestra salud mental de distintas formas. Estas son algunas de ellas.
1. Ayuda a generar más neuronas
Durante mucho tiempo los científicos creían que el cerebro era el único órgano de nuestro cuerpo que no era capaz de generar nuevas células, llamadas neuronas. Aun hoy esto es algo que mucha gente cree.
Sin embargo, no es cierto, en un proceso denominado neurogénesis, el cerebro es capaz de generar nuevas neuronas, y uno de los factores que favorece este proceso es precisamente el ejercicio aeróbico, según una investigación llevada a cabo en ratones.
La zona en la que el ejercicio más influye en la neurogénesis es la del hipocampo, relacionada con la memoria y el aprendizaje y de la que se sabe que tiende a reducirse en las personas que padecen enfermedades mentales como la depresión o la demencia, de forma que el ejercicio podría, en cierto modo, ayudar a compensar o limitar el efecto de esas patologías.
2. Ayuda a tratar y prevenir la depresión
La depresión es una de las principales causas de discapacidad en el mundo, y aun así no es fácil de tratar. Según algunos estudios, el ejercicio físico podría ser uno de los principales y más efectivos tratamientos contra la depresión y otros trastornos del humor y la personalidad.
El efecto antidepresivo del ejercicio físico parece estar relacionado principalmente con la serotonina, un neurotransmisor que influye en nuestro estado de ánimo, ansiedad y felicidad. También, como decíamos antes, con la generación de nuevas neuronas, por lo que parece tener influencia en la plasticidad y mantenimiento del cerebro.
El ejercicio físico no solo ayuda a tratar la depresión, también a prevenirla. Precisamente porque uno de los síntomas de la depresión es la apatía y la inapetencia de actividad física, es recomendable hacer ejercicio como hábito cotidiano, de forma que ayude a reducir el riesgo en personas con propensión a esta enfermedad.
3. Mejora las funciones ejecutivas
Las funciones ejecutivas son habilidades mentales orientadas a la consecución de objetivos y enfocadas al futuro, como inhibición de la respuesta o la memoria del trabajo. Nos sirven para cumplir tareas complicadas o resolver problemas complejos. Y según algunos estudios, podemos mejorarlas haciendo ejercicio.
4. Mejora la capacidad de concentración
En un mundo en el que siempre hay un estímulo para distraernos de lo que sea que estemos haciendo, parece que el ejercicio puede ayudarnos a mantener la concentración con más facilidad.
Eso concluía un estudio publicado en 2004 que analizaba la capacidad de concentración de personas que estaban en forma, frente a las que no lo estaban, así como la de personas que habían empezado a entrenar pocos meses antes frente a las que llevaban una vida sedentaria.
Los resultados mostraron no solo que la gente en forma se concentraba más fácilmente, sino también que el hecho de empezar a hacer ejercicio supone una mejora en la capacidad de concentración.
5. Aumenta la flexibilidad cognitiva
La concentración no es la única habilidad que nuestras alocadas vidas ponen a prueba. A menudo tenemos que ser capaces de pasar de una tarea a otra, ajustar nuestra atención y seguir varios temas al mismo tiempo.
Al parecer, el ejercicio también puede ayudarnos con esto. Una investigación llevada a cabo en 2009 siguió a decenas de voluntarios que hicieron ejercicio en tres niveles de intensidad distintos durante diez semanas.
Al terminar, observaron que parece existir una relación directa entre la intensidad del ejercicio y la mejora de la flexibilidad cognitiva del individuo, entendiendo esta como su capacidad para prestar atención a varias tareas a la vez o para cambiar de una a otra rápidamente.
6. Mejora la memoria a largo plazo
Varios estudios han demostrado que existe una importante relación entre el ejercicio físico y la memoria a largo plazo. Uno de ellos demostró que los individuos que se ejercitan durante un periodo de una media hora cuatro horas después de haber estudiado y aprendido algo, lo recordaban mejor. Sin embargo, no encontraron efectos significativos si el ejercicio se hacía justo después de la sesión de estudio.
Otro estudio analizó la misma cuestión dividiendo a sus voluntarios en tres grupos distintos, y pidió a todos ellos que memorizasen toda la información posible de dos párrafos de texto. A uno de los grupos se les mostró el texto después de entrenar, a otro antes y al tercero no se le pidió entrenar ni antes ni después. Los resultados mostraron que el grupo que había entrenado antes de leer el texto lo recordaba significativamente mejor que los otros dos.
7. Ayuda a mantener la materia gris
La materia gris es la sustancia de la que está hecho nuestro cerebro, responsable de la transmisión de datos y por tanto de la agilidad de pensamiento. La edad y algunas enfermedades destruyen y hacen disminuir la cantidad de materia gris en nuestro cerebro, y parece que el ejercicio ayuda a mantenerla en buen estado.
Un estudio publicado en 2013 concluyó que los adultos que acostumbran a hacer ejercicio aeróbico de manera regular presentan una materia gris más densa y completa que sus equivalentes sedentarios. Y no solo ocurre en los adultos: otro estudio realizado en niños determinó la misma relación entre ejercicio aeróbico e integridad de la materia gris.
8. Alivia el estrés y reduce la ansiedad
Es algo que todos hemos podido sentir: hacer ejercicio, ya sea corriendo, nadando, montando en bici o en cualquier otro formato nos ayuda a relajarnos y a recuperar el control de nuestra mente cuando sentimos ansiedad o estrés.
El ejercicio físico hace que el cerebro libere endorfinas, dopamina y norepinefrina, sustancias asociadas con una mejora de las funciones cognitivas, el estado de alerta y la mejora del humor.
Además, cuando algo nos preocupa o nos agobia, relacionado con nuestro trabajo, nuestras relaciones personales o cualquier otro problema, el ejercicio físico es una buena forma de obligar a nuestro cerebro a concentrarse en otra cosas, lo cual en muchos casos ya es suficiente para romper el círculo vicioso de la ansiedad.
9. Frena el envejecimiento cerebral
A partir de los 30 años el cerebro comienza a perder volumen de forma natural: la materia gris se deteriora y reduce, y esto va provocando la pérdida progresiva de funciones, muy lentamente al principio pero de forma más aguda a medida que pasan los años.
Algunas investigaciones han demostrado que haciendo ejercicio, los adultos de más edad pueden recuperar entre un 1 y un 2% del volumen cerebral en la zona del hipocampo, lo cual supone el equivalente a revertir el envejecimiento de este órgano unos 2 años.
Un estudio realizado en 2013 también encontró una correlación entre el ejercicio físico y el tamaño del cerebro. Con voluntarios de entre 18 y 45 años, determinaron que el tiempo de ejercicio a la semana estaba directamente relacionado con el tamaño del hipocampo.
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