Hay verdades provisionales útiles para un tramo de nuestra vida, verdades enlatadas (se nos olvida mirar la fecha de caducidad), y, para preservar al dinamismo de la verdad, tenemos que aprender a decir adiós si queremos seguir siendo profundamente fieles a la realidad en todas sus dimensiones.
Decir adiós equivale a despedirnos, a desaprender, a des-aprehender.
Antes aprendíamos para toda la vida, ahora vivimos para aprender, mientras lo aprendido nos da vida.
Chispas "Decir adiós". ¡Cómo duele! y ¡Como libera!
En el verano pasado, nos cambiamos a un townhouse, muy cómodo y pequeño. Vendimos y donamos mas de la mitad de nuestras pertenencias. Un trabajo duro, doloroso, soltar las cosas materiales también duele y al hacerlo hubo muchas emociones encontradas y muchos recuerdos.
Nos quedamos realmente con lo que necesitamos.Algunos muebles, adornos, libros, fotografías y ropa. Todo lo demás era extra y lo dejamos ir.
Un gran ejercicio, para poder dejar ir, emociones, sentimientos, rencores y muchos aprendizajes que ya no me sirven.
Vaciarme de lo viejo para llenarme de lo nuevo.
Dejar a mi hija la mas pequeña en su primer año de universidad, fue también dolorosa la separación. Me quedé desempleada como madre, ya mis hijos necesitan otra faceta de mi.
Por lo que, en cada faceta de la vida, sigues creciendo, sigues aprendiendo.
Cita Carlos Alemany. (1998). Los 14 Aprendizajes Vitales. Bilbao, España: EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 1998.
