Hay personas que guardan todo; les cuesta enormemente desprenderse de algo que no van a usar jamás. No sólo por neurosis compulsivo obsesivo, sino por cariño a las cosas, a su propia historia, por inseguridad ante el futuro o por poder acariciar sus recuerdos. Otras se desprenden rápidamente de casi todo: usar y tirar. Los armarios de las primeras se llenan sin espacio para tantos objetos, los de las segundas siempre tienen sitio para acoger nuevas cosas.
Esto mismo ocurre con nuestros aprendizajes: ideas, conductas, emociones, informaciones, interpretaciones, etc. En ocasiones es muy difícil tirar al cubo de la basura. “Y si después…”. “Era un recuerdo de …” . Y es frecuentemente inmadura, dar por inservible algo porque lo deciden la moda o las prisas. Lo importante es saber, evaluar, y decidir lo que ya no es válido y dejar sitio para el fluir de la vida responsablemente vivida.
¿Cuántas cosas guardamos? y que ya no necesitamos, pero nos traen tantos recuerdos que nos cuesta mucho trabajo y dolor deshacernos de todo lo que tenemos que ya no nos hace falta, porque están guardados en cajas, en la cochera, etc.
La imagen de la diapositiva, es un claro ejemplo de cómo nos cuesta trabajo soltar.
Podrían imaginarse nuestro subconsciente tal cual, lleno de introyectos, mitos, dichos, comportamientos y aprendizajes guardados, los cuales también por enseñanzas, por ejemplos, por recuerdos nos cuestan trabajo desechar.
Carlos Alemany. (1998). Los 14 Aprendizajes Vitales. Bilbao, España: EDITORIAL DESCLÉE DE BROUWER, S.A., 1998.
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