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¿ES ADICTIVA LA NICOTINA?

Actualizado: 16 dic 2022

Sí. La mayoría de los fumadores utilizan el tabaco regularmente porque están adictos a la nicotina. La adicción se caracteriza por la búsqueda y el consumo compulsivo de la droga, a pesar de las consecuencias negativas para la salud. Está bien documentado que la mayoría de los fumadores consideran el uso del tabaco un hábito dañino y expresan el deseo de reducir o descontinuar su uso. Cada año casi 35 millones de fumadores tratan de romper el hábito, pero desgraciadamente, más del 85 por ciento de los que tratan de dejar el hábito sin ayuda recaen, la mayoría en una semana.


Las investigaciones muestran cómo la nicotina actúa sobre el cerebro para producir varios efectos. De importancia primordial con relación a su naturaleza adictiva están los hallazgos que indican que la nicotina activa los circuitos del cerebro que regulan los sentimientos de placer, también conocido como las vías de gratificación. Una de las sustancias químicas clave en el cerebro implicada en el deseo de consumir la droga es el neurotransmisor dopamina. Las investigaciones han demostrado que la nicotina aumenta los niveles de dopamina en los circuitos de gratificación. Esta reacción es similar a la que se ve con otras drogas de abuso y se cree que es la causa de las sensaciones placenteras que sienten muchos fumadores. Para muchos de los consumidores de tabaco, los cambios a largo plazo en el cerebro inducidos por la exposición crónica a la nicotina resultan en la adicción a la misma.


La mayoría de los fumadores cree que el tabaco es dañino y expresa un deseo de querer disminuir o dejar de consumirlo. Alrededor de 35 millones de fumadores intentan romper con el hábito cada año.


Las propiedades farmacocinéticas de la nicotina también aumentan el potencial para su abuso. Cuando se fuma un cigarrillo, hay una distribución rápida de la nicotina al cerebro, llegando la nicotina a su nivel máximo en los primeros 10 segundos de haber sido inhalada. Sin embargo, los efectos agudos de la nicotina se disipan rápidamente en conjunto con las sensaciones de gratificación asociadas, lo que hace que el fumador continúe dosificándose repetidamente a lo largo del día para mantener los efectos placenteros de la droga y evitar el síndrome de abstinencia.


Entre los síntomas del síndrome de abstinencia de la nicotina se encuentran la irritabilidad, los deseos vehementes por la droga (“cravings”), un déficit cognitivo y de atención, las perturbaciones en el sueño y el aumento del apetito. Estos síntomas pueden comenzar a las pocas horas después de haber fumado el último cigarrillo, haciendo que las personas vuelvan a fumar. Los síntomas llegan a su punto máximo en los primeros días después de haber dejado el cigarrillo y se pueden aplacar en unas pocas semanas. Sin embargo, para algunas personas los síntomas pueden durar meses.


Mientras que el síndrome de abstinencia está relacionado con los efectos farmacológicos de la nicotina, muchos factores conductuales también pueden afectar la severidad de los síntomas de abstinencia. Para algunas personas, el hecho de sentir, oler o mirar un cigarrillo, así como el rito de obtener, manipular, encender y fumar el cigarrillo, están asociados con los efectos placenteros de fumar y pueden empeorar los síntomas del síndrome de abstinencia o exacerbar los deseos por fumar. Aunque las terapias de reemplazo de la nicotina como el chicle o goma de mascar, los parches o los inhaladores, pueden aliviar los aspectos farmacológicos del síndrome de abstinencia, a menudo los deseos por el cigarrillo perduran. Mientras tanto, las terapias conductuales ayudan a los fumadores a identificar los factores ambientales que inducen el deseo poderoso (“cravings”) por el cigarrillo de manera que puedan emplear estrategias para prevenir o mitigar los deseos.





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