Hemos perdido la capacidad de no verlos como Seres Humanos, hemos olvidado esa parte humana de la compasión y la empatía para acosarlos, juzgarlos y atormentarlos.
Nos dejamos llevar por el juicio social y los etiquetamos primero como ADICTOS, tenemos esa creencia que el consumo es un VICIO, cuando no lo es.
Los aventamos a las calles, porque no entienden y no hacen el esfuerzo de dejar de consumir, cuando la realidad va mas allá de su consumo. Su realidad es un inmenso dolor, que para ellos es imposible de enfrentar, solo que ese dolor es interno, y esa herida no se ve cuando tenemos una venda en los ojos.
Los comportamientos "síntomas", se empiezan a mostrar desde un principio, aislamiento, baja de calificaciones, no tener ganas ni de levantarse de la cama... Solo que seguimos con esa venda en los ojos y no los vemos. Mientras el consumo siga, los síntomas empeoran y empiezan las agresiones, insultos, quizá robos y muchos otros en donde ya no podemos hacer mucho. Ahí es cuando empezamos a actuar queriéndolos controlar, lo cual es imposible y lo que hacemos es mandarlos a la calle. ¡Esa no es una solución!
Desde un principio es importantísimo pedir ayuda y no dejarlo pasar.
Ni son malos, ni son las ovejas negras, ni son rebeldes, ni son lo peor de la sociedad, SON NUESTROS SERES QUERIDOS que necesitan de nuestro amor incondicional y de un tratamiento digno para que puedan recuperar su esencia y sanar esa herida.
Estamos hablando de tu abuelo, abuela, padre, madre, hijo, hija, hermano, hermana, amigo, compañero de trabajo. No son BASURA.
Pidamos ayuda, nosotros no podemos ayudarlos, solo amarlos incondicionalmente.
Marycarmen Blanco
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