Las veces que no tuve Voz
Siendo ya adulta, estando en mis diplomados de Desarrollo Humano, me percaté en varias ocasiones, que ante adultos mayores, ante la autoridad, ante mi jefa, ante alguien que se sintiera superior yo no tenía voz.
Tuve que hacer, un examen de conciencia y ver porque sucedía esto, por qué no podía defenderme, por qué siempre me quedaba callada, como si estuviera congelada.
En todas las ocasiones, en donde era intimidada, el silencio se aparecía, y luego venía una rabia hacia mí misma, porque me regañaba y me decía: ¡por qué no dijiste esto!, ¡por que no dijiste aquello!, ¡debiste haberle dicho!, o simplemente ¡por que no te defendiste!.
En mi niñez, la educación era tener un respeto total a los adultos, no hables si hay un adulto presente, no juegues en la sala, no podíamos estar en la mesa compartiendo los alimentos con los adultos, siempre nos mandaban a otra mesa, no respondas, no contestes, siempre era bajar la cabeza y no hablar.
O esa mirada fulminante de los adultos, "diciendo" ni se te ocurra, una intimidación total a mis derechos de niña.
En algunas ocasiones, cuando mi marido me hace alguna pregunta, en donde quizás no sepa bien la respuesta, o tengo que pensar bien que voy a decir, también me quedo congelada, es como si lo que estoy viviendo en el presente, se aparece de inmediato mis situaciones pasadas y sobre sale mi mecanismo de defensa de quedarme totalmente sin hablar.
Si todavía, hago un examen más profundo, podría decir que, hasta dolor de garganta tenía en esas situaciones, un enorme y tremendo nudo. Por supuesto, constantemente con laringitis, bronquitis e infecciones en la garganta constantes. Y si hago, un clavado mas profundo, me voy a un dolor intenso en los hombros, como si estuviera cargando una piedra enorme de culpabilidad y todo era porque no lograba hablar y expresar mis sentimientos.
Si hago una línea del tiempo, en qué tengo haciendo esto, podría decir desde los 4 años a la fecha, mis 55 años de edad. Toda mi vida, con ese tremendo mecanismo de defensa, que en su momento me rescato, porque no pude pedir ayuda, porque no pude escapar o porque no pude defenderme.
Ayer escuchando un video de mi curso en línea, "Compassionate Inquiry" con el Dr. Gabor Maté, hizo el siguiente ejercicio que me ayudó mucho sacar todo lo que no he podido decir en años, ente sollozos y llanto grite "SAL DE AHÍ", tres veces, y otra cosa hermosa que aprendí, ahora tengo que decirme compasivamente, como si le hablara a una niña de 4 años, por qué no dijiste esto, ya no debo enojarme conmigo, debo hablarme dulcemente, para que esa niña de 4 años, totalmente congelada y sin voz, pueda acercarse al adulto de ahora y pueda ahora si tener voz y pueda ahora si defenderse, y no dejarse intimidar nunca mas.
Empezaré a hablarme con cariño, sin malas palabras, sin enojos y tratándome bien, para atreverme a pedir a ayuda, a defenderme, a escapar y a dejar de congelarme.
Esto ayudará también, a que mis hijos se puedan acercar a mí, a pedirme ayuda, a que se puedan defender, que puedan escapar y que no se congelen.
Ricardo en una ocasión me dijo, estando él todavía en la clínica, que él nunca había sabido defenderse y yo nunca le pude enseñar.
Te invito en hacer lo mismo tú.
Marycarmen
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