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MALTRATO PSICOLÓGICO, DE PADRES A HIJOS ADULTOS

Actualizado: 23 ago 2021


Este artículo ha sido escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater


Infravaloración, manipulación emocional, críticas, comparaciones... Son muchos los padres que maltratan a sus hijos adultos. Estas dinámicas invisibles pueden mermar por completo la vida de esos hombres y mujeres que siguen supeditados a sus progenitores.


El maltrato psicológico de padres a hijos adultos es una realidad. Manipulaciones, chantajes, palabras que duelen y hieren, comentarios que siguen alimentando la misma inseguridad que en la infancia… A veces, con la madurez, los vínculos que hieren no se cortan ni se reparan y siguen dándose las mismas dinámicas, esas que recortan autoestimas e incluso la calidad de la propia vida.

Hay circunstancias que siguen siendo invisibles en nuestra sociedad. El maltrato psicológico tiene muchas formas y recae sobre varios tipos víctimas. Hay ancianos que sufren el maltrato de sus hijos, niños que sufren los efectos de una crianza lesiva y hay también hombres y mujeres que aún habiendo alcanzado la madurez e incluso la independencia del hogar, siguen supeditados al trato agresivo de un padre, de una madre o de ambos.


¿Qué se puede hacer en estos casos?


Poner en evidencia de servicios sociales u otros organismos ese tipo de circunstancias es para muchos poco más que una ironía. ¿Qué sentido tiene poner ahora sobre la mesa algo que se ha vivido desde que se tiene uso de razón? Hay quien no lo ve factible, quien lo ha asumido y continúa manteniendo trato cotidiano con ese familiar maltratador.


Porque hay algo evidente: maltratador y víctima siempre tienen un vínculo, un lazo que alimenta la dependencia, el miedo y hasta el afecto. Un afecto dañino, es cierto; un amor envenenado entre padres e hijos. Sin embargo, estas situaciones se dan con frecuencia, persisten y se cronifican.


Los efectos de este tipo de realidades son inmensos. Analicémoslo con detalle.


Maltrato psicológico de padres a hijos adultos ¿en qué consiste?


Definimos maltrato psicológico o abuso como cualquier comportamiento orientado a controlar y subyugar a otro ser humano mediante el uso del miedo, la  manipulación, la humillación, la intimidación, la proyección de la culpa, la coerción, la manipulación e incluso la desaprobación constante.


Estas formas de agresión no dejan marca en la piel, pero hieren la integridad psicológica. El impacto sobre una mente infantil, por ejemplo, puede ser devastador. Si además ese tipo de maltrato se mantiene durante décadas, ya podemos imaginar la dimensión de la herida, la alteración sobre aspectos tan básicos como la autoestima, la identidad, la seguridad personal, etc.


El maltrato psicológico de padres a hijos adultos no aparece de un día para otro. Este responde a una dinámica que tiene su origen e inicio en la niñez. Lo que explica que muchas personas lleguen a la edad adulta con un duro «equipaje» emocional, con un historial de abuso psicológico que deja, en muchos casos, la sombra de un trastorno de estrés postraumático.


Sin embargo, lo más llamativo es que suelen hacer notables esfuerzos por aparentar normalidad. Son muy pocas las personas de su entorno cercano que conocen esos hechos. A veces, ni los amigos más íntimos llegan a saber nunca de ese maltrato, de esas circunstancias que se silencian y queda siempre de puertas para adentro.


Cuando los monstruos son los padres y normalizamos el maltrato psicológico


Cuando afirmamos que es común que se suceda el maltrato psicológico de padres a hijos adultos, lo primero que nos viene a la mente es por qué. ¿Cómo puede soportar alguien esa circunstancia? ¿No es mejor poner distancia y romper para siempre los vínculos con los maltratadores?


La respuesta no es sencilla porque el vínculo entre una víctima y un maltratador es tremendamente complejo. A veces, aunque se vivan circunstancias adversas, coaguladas por la angustia, el miedo, la humillación y el desprecio, uno puede seguir queriendo a quien le hace daño. Porque, al fin y a cabo, es tu padre o tu madre y cuando no se ha conocido otra cosa, muchos de esos hechos se «normalizan».


Así, y mientras esos hijos adultos aguantan y se baten en esa ambivalencia que va entre el afecto y el miedo, el amor y el odio, los progenitores maltratadores no cambian solo porque ese hijo sea adulto. El menosprecio, la crítica, la humillación y la manipulación emocional les sigue siendo útil para controlar y ejercer el poder.


Los monstruos no se vuelven damiselas con el paso de los años. Generalmente, siguen necesitando de su mando y autoridad porque es parte de su personalidad y esencia.


Maltrato psicológico de padres a hijos adultos ¿cuál es el efecto?


Una de las consecuencias de sufrir abuso emocional desde la infancia es desarrollar un trastorno de estrés postraumático en las edades adultas. Estudios comunitarios como el llevado en la Universidad de Utrecht y la Universidad de Coimbra, en Portugal, evidencian lo significativo de esta relación.


Así, el maltrato psicológico que continúa aún en edades adultas suele tener las siguientes consecuencias:

  • Relaciones afectivas problemáticas y poco satisfactorias.

  • Baja autoestima, sensación de inutilidad, destrucción del orgullo, la seguridad personal, la motivación…

  • Represión emocional, tendencia a esconder las propias emociones.

  • Episodios de ansiedad, estrés, trastornos del sueño, etc.

¿Qué se puede hacer en estas situaciones?


Si hay algo prioritario es que el hijo adulto sea plenamente consciente de ese maltrato y de la necesidad de afrontar la situación. A menudo, tras estas realidades se esconde la dependencia, tanto la emocional como la económica (son muchos los hijos que no pueden dejar el hogar por problemas laborales).


Asimismo, en ocasiones, aún siendo económicamente independientes el vínculo de maltrato sigue patente, pero de manera soterrada a través de la manipulación, de las críticas ante cada decisión tomada, ante la pareja elegida, etc. Es necesario asumir que esas situaciones no pueden ni deben continuar.


Ante ese hecho solo caben dos opciones: evidenciar la realidad ante los padres maltratadores y cortar definitivamente la relación o distanciar visitas y reducir a lo justo las comunicaciones.


Asimismo, y no menos importante, los hijos de padres maltratadores necesitan ayuda psicológica. Todas esas décadas de sufrimiento y  humillación dejan una herida profunda que hay que tratar. El objetivo es recuperar la autoestima, la seguridad personal para construir así una vida propia, independiente, madura y feliz.






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