Mis mecanismos de defensa, solo me frenaron para pedir ayuda a tiempo.
Mis mecanismos de defensa, me taparon los ojos, para no ver la realidad.
Mis mecanismos de defensa me liberaron por un momento sentir miedo.
Hasta qué punto voy a soportar y pondré pretextos y más pretextos para no pedir ayuda.
Mi creencia de que mi familia era perfecta, hizo que yo no estuviera preparada para lo que iba a ocurrir, tener un hijo con problemas de consumo de sustancias.
Esa frase de "A mi no me va a pasar" la tuve que borrar de mi sistema, quién soy yo para decir semejante barbaridad, como si tuviera privilegios en la vida.
Creer que solo ocurre a ciertas personas, es un error tremendo, la adicción ocurre en todo estrato social, género, edad, profesión y raza. Al ser una enfermedad le puede pasar a cualquiera.
Lo que vemos en las películas no tiene nada que ver en la realidad, no muestran el dolor, la frustración, el estrés, la frustración, el miedo, la vergüenza, el odio, el rencor... que surge entre las personas que consumen y los que están a su alrededor.
El por qué de su consumo, nos dice que tiene problemas de adicción, no el cómo lo consume, tiene que ver más la relación que la persona tiene con la sustancia, la pregunta es ¿Qué te da para que te sientas mejor? ¿Cuál es tu dolor? ¿sientes alivio? Negar que tenga adicción y/o alcoholismo puede retrasar el tratamiento y el que pidamos ayuda.
Desgraciadamente quienes consumimos sustancias en forma recreativa nos estamos drogando sin tener adicción. El alcohol, el cigarro, la mariguana aunque sean legales, no dejan de ser drogas.
Al ser una enfermedad crónica, progresiva, recurrente y mortal, el mañana se le pasará no existe, es en verdad importantísimo buscar y pedir ayuda con los profesionales de la adicción.
La vergüenza nos paraliza a todos, rompamos ese obstáculo gigantesco y tomemos acción, nuestro ser querido merece un tratamiento digno y profesional para que logre estar en recuperación.
Marycarmen Blanco
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