El atardecer:
Me invita a orar, a meditar y a reflexionar.
Es un momento para entrar en contacto con Dios, tu Ser Superior o como tú le sueles llamar.
De todo lo que hice durante el día,
cuantas veces dije te Amo,
cuantas veces Abracé,
cuantas veces Agradecí.
¿Hice todo lo que había que hacer? o dejé algo pendiente.
De todo lo que había que hacer, hice cosas para mí, para mi salud, para mi bienestar, o lo que hice fue para el otro y olvidé que yo soy más importante que nadie y que nada.
Al no ser perfecta, cometí errores ¿cuáles fueron?,
dije algo que no debí haber dicho, ¿qué dije? ¿cómo lo dije?
hice algo que no debí haber hecho, ¿qué me llevó a hacerlo?
si me enojé, ¿qué fue lo que paso? ¿hubo realmente un motivo?
¿Hablé mal de otros?, ¿qué me lleva a la crítica? ¿qué pasa dentro de mí, que no he trabajado?
Me quejé: por largas filas, por el tráfico, del vecino, de mi pareja, de mis hijos.
Al hacer una reflexión así, me daré cuenta que durante el día recibí más bendiciones, que el día no estuvo tan malo.
Si veo por mí y me cuido, cuidaré a los otros de mis palabras, de mis pensamientos y mi acciones.
Si Dios se muestra de esta manera, nosotros también podemos hacerlo, ya que somos parte de su obra de Amor.
@Marycarmen
