Así es como se ve que los niños tratan de cumplir con las expectativas de nuestra cultura.
Tampoco se les permite ser ellos mismos.
Los niños también están en jaulas.
Los niños que creen que los hombres de verdad son todopoderosos: engañarán, mentirán y robarán para reclamar y conservar el poder.
Los niños que creen que las mujeres existen para validarlos, tomarán el rechazo de una mujer como una afrenta personal a su masculinidad.
Los niños que creen que la conexión abierta y vulnerable entre hombres es vergonzosa y odiarán violentamente a los chicos homosexuales.
Los niños que creen que los hombres no lloran se convertirán en hombres que se enfurecen.
Los niños que aprenden que el dolor es debilidad morirán antes de que pidan ayuda.
Entrenamos a los niños para que crean que la forma de convertirse en hombres es justificar y conquistar a las mujeres, valorar la riqueza y el poder por encima de todo, y reprimir cualquier emoción que no sea la competitividad y la ira.
Glennon Doyle
Untamed
Yo soy mamá de un chico y dos chicas, y me di cuenta, sobre todo en mi hijo en lo emocional y sensible que es desde pequeñito, En una ocasión, teniendo él un año de edad, se tropezó al caminar, se cayó y comenzó a llorar, un familiar, hombre por supuesto, lo levantó lo sacudió y le dijo los hombres no lloran. En ese momento sentí que la sangre me hervía por dentro y en ese momento hablé a través de la voz de mi hijo y le dije: "¡LOS HOMBRES SI LLORAN!" y te voy a pedir de favor que no vuelvas a repetir esas palabras a mi hijo. Desde ese momento, como madre responsable de las emociones de mis tres hijos, les di el permiso de expresarse con sus sentimientos, de que lloraran, de que se enojaran y pudieran defenderse, a poner límites hacia las creencias estúpidas, de los mitos de una sociedad patriarcal y de como podrían ser ellos mismos y no se perdieran y se metieran en un closet o una jaula por no poder ser ellos.
Si tenemos esa creencia de que los hombres no lloran, deben de ser fuertes y poderosos, seguiremos teniendo, hombres infieles, hombres que no guían a sus hijos, guerras, conflictos y una competitividad sin fundamentos.
Los hombres se crían en nuestro hogar, seamos el cambio en su educación, rompamos esas creencias, mitos y estigmas y criemos hombres que puedan ser auténticos también y que puedan hablar y expresarse a través de sus sentimientos. No los queremos en una jaula tampoco.

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