Los domingos se convirtieron en nuevos aprendizajes, en empezar a hacer consciencia de la vida de cada uno, de disfrutar los momentos y hacerlos sagrados.
Al regresarlo a la casa de cuidados extensivos, después de pasar un domingo maravilloso todos juntos. Nos dimos cuenta de lo platicador que estuvo, él siempre había sido una persona muy callada e introvertida. Por lo que nos dimos a la tarea de escucharlo.
El segundo domingo, íbamos muy contentos por él y con la gran inquietud de saber como estuvo su semana. Y así fue, nos compartió todo.
Todos los domingos, mientras estuvo en medio camino, se convirtieron en una nueva forma de vida. Un día especial para la familia, con nuevos aprendizajes y crecimiento.
Con sus compartimientos, nos dimos a la tarea de trabajar nuestra propia recuperación, hacer consciencia de nuestros defectos de carácter y utilizar los 12 pasos como una herramienta nueva a un nuevo estilo de vida.
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