El retraimiento consiste en el replegamiento sobre uno mismo y un alejamiento de la realidad para refugiarse dentro del mundo de las fantasías o del sueño.
Un ejemplo fácilmente observable es el de un bebé angustiado o sobre estimulado que se protege durmiéndose. Esta defensa le permite al individuo escaparse de la realidad dolorosa sin distorsionarla y, a diferencia de otros mecanismos de defensa primarios, no suele generar malentendidos en la interpretación de la realidad.
Sin embargo, su uso excesivo limita considerablemente la posibilidad de hacerse cargo de la realidad.
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